
Con la llegada de los españoles y de los misioneros a Puerto Rico, se fundó la Iglesia Católica y se estableció la diócesis de Puerto Rico.
Al pasar de los siglos, en el siglo XX se establecieron dos corrientes religiosas más resaltantes: el catolicismo, impuesto por la conquista española y el protestantismo dado por el dominio estadounidense.
Pero hoy en día se sigue la tradición popular de celebrar las fiestas católicas como la Semana Santa y la Cuaresma. En la cuaresma no hay hogar puertorriqueño que no se esmere en preparar platos especiales relacionados con la prohibición de consumir carne los viernes de cuaresma. Un plato que no puede faltar es la capirotada, el postre que complementa las siete cazuelas de la cuaresma, y que es acompañado con platillos de lentejas, habas, croquetas, tortas y empanadas de camarón.
Se denomina capirotada haciendo referencia al gorro muy grande con varias superposiciones, capirote, que acostumbraban llevar los monjes en las procesiones de Semana Santa.
Es un postre que consta de diferentes capas y cada una de ellas tiene un significado especial: el pan representa el cuerpo de Cristo, el piloncillo su sangre, el queso la sábana que lo envolvió en el sepulcro, y la canela es la cruz.
Actualmente, la capirotada ha sufrido modificaciones en cada región, se han agregado coco, ciruelas pasas, almendras, guayaba, y otros ingredientes de acuerdo a los gustos de cada familia, y se prepara el miércoles de cenizas y los viernes de cuaresma.