Las chuletas can-can es una creación típica de la isla de Puerto Rico, este plato se caracteriza porque se le deja la piel y la grasa a la chuleta resultando una combinación perfecta llena de sabor y mucha textura.
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Historia de la chuleta can-can
Historia de la chuleta can-can
En el año 1957 Don Juan Vera Martínez, un apasionado de la cría de gallos, un día decidió abrir un restaurante, una vez inaugurado el restaurante, lo visitaron unos amigos y uno de ellos le pidió un corte de chuleta con grasa y piel. Entre amigos amantes de los gallos frieron las chuletas, esto se repitió por varios días hasta que un buen día recibieron una gran chuleta cuyo borde era un crujiente chicharrón, todos al ver la gran chuleta con el borde de chicharrón recordaron las enaguas can-can, que en los años 50 usaban las mujeres. El plato agarró popularidad entre sus clientes y se fue conociendo a lo largo de la isla puertorriqueña.
 
Aunque han intentado copiar la receta de la chuleta can-can, no dan con la receta exacta, el secreto se lo guarda el restaurante de Don Juan Vera Martínez quien mantiene su negocio familiar, que ha pasado por varias generaciones y sigue manteniendo su especial chuleta can-can. La receta de la chuleta can-can pasa por una marinada a base de cilantro, orégano, vinagre, ajo y otros ingredientes típicos de la zona que le proporcionan ese sabor característico del plato, uno de los ingredientes locales que se le añade a la marinada es el anatto, que es una especia que se extrae del árbol de achiote